sábado, 2 de diciembre de 2017

Necesito que me recuerdes quien soy, para volver a ser yo.

Me siento enfadado con el mundo, estafado, defraudado, engañado... En este tiempo tengo un tremendo vaivén de emociones que suben y bajan como una montaña rusa, en ciertos momentos estoy enfadado, por todo lo que he perdido, otros momentos estoy triste, por todo lo que no voy a recuperar, en otros momentos estoy hundido, porque la frustración puede más que las ganas de recuperarme, pues yo mismo no soy suficiente para mí como para intentar estar bien.
Siempre se ha tratado de eso, del yo, o de la falta del yo en este caso. Creo que en todos estos años he ido deconstruyendome poco a poco, no destruyen dome, sino quitándome partes que formaban mi personalidad, hasta convertirme en algo que en cierta manera me desagradaba. Mi psicóloga dice que tengo que ser consecuente con las cosas que pienso, con mi manera de ver el mundo. Pues si no soy consecuente conmigo mismo no voy a poder estar en paz por dentro, y en cierta manera creo que tiene razón. Otras veces pienso que debería ignorarla y hacer lo que me diera la gana y otras veces directamente ignoro lo que me dice, hago caso a un instinto estropeado que ya no sabe que hacer para dejar de sufrir.
Es curioso como funciona la mente en consonancia con el cuerpo, como se pueden juntar las cosas para que todo salga terriblemente mal o maravillosamente bien. Soy un enamorado de la ciencia ficción, y creo que algo que me ha fascinado siempre (y es algo que me llevó a leer mucho a stephen hawkings) son los viajes en el tiempo. Y no solo los viajes, las posibilidades, los multiversos. La idea de que hay infinitas versiones de nuestro universo donde las cosas pueden haber transcurrido igual, pueden haber cambiado, pueden no haber ocurrido... Nunca he creído en el destino, ni en el karma, ni en la colorterapia o mierdas semejantes. Nunca he creído que nada estuviera escrito sino que todo se movía por un principio estádistico. Si algo había pasado era porque habían unas causas que lo habían precipitado y era lo mas probable que podía pasar. 
Pero al pensar en todo eso, en todos esos posibles cambios, en todas esas posibles decisiones que pueden cambiar la vida de las personas, si en lugar de haber hecho esto, hubiera hecho esto otro, sin en lugar de haber dicho esto hubiera dicho esto otro, si en lugar de haber ido a este sitio hubiera ido a este otro. Durante cierto momento creí en el destino, creí que todo se había configurado según un plan, según un propósito. Pero eso no es más que una patraña. Nuestros actos, y los actos de los que nos precedieron configuran el abanico de posibilidades que se abre ante nosotros. Existe cierta capacidad de decisión, que se ve influenciada por sucesos ambientales, agentes externos y por nosotros mismos. Pero no tiene nada que ver con el destino, es pura matemática. El destino, al igual que el amor verdadero solo existe en las películas.

El siguiente poema creo que es el más reciente que he encontrado y trata del verano del 2009. Para ser más exactos 14-6-2009, hacía 8 días había cumplido el aniversario de mi relación. El poema es bastante críptico, pero parece seguir el mismo patrón que el resto, un sinfín de emociones negativas que guardaba dentro de mí, que no conseguía sacar, que se encerraban en mi pecho y me iban haciendo daño poco a poco. ¿Sería quizá la poesía la forma en la que intentaba pedir ayuda? Aunque triste, me parece bastante buena, bastante fluida, poco forzada. No he tenido que retorcer ninguna frase para cuadrar las metrícas, buscar muchos sinónimos (eso puedo verlo por la cantidad de tachones en la hoja, muchas veces podemos encontrar hasta 13 lineas de tachones hasta encontrar la palabra que más me gustaba en una estrofa.). Ahí va.

Nace el seno de la desconfianza,
entre cábalas y ruedos la mente
despierta de su ensueño inocente
rompiéndiendose, triste esperanza.

Llora el alma, despide mi añoranza
crece el niño, ahora siempre consciente
ve su mundo de un modo diferente
rabia, enfado e ira que rechaza.

Quiere gritar a un mundo que no escucha
quiere llorar un alma que no entiende
que vive inmerso en perdida lucha

que muere ileso pues ya no comprende
el daño que sufre, fingida ducha
no limpia el alma el agua que desprende.


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