viernes, 23 de julio de 2010

golondrina





Un par de picotazos sonaron en la ventana, como un repiqueteo intermitente, como si alguien llamara a la puerta. Me acerque lentamente, asustado, hacía poco que acababa de amanacer y como cada día solía despertarme antes de que la noche se fuera para despedirla, como había hecho otras veces, otras tantas, durante tantas noches en las que el insomnio se adueñaba de mi cuerpo y el acostarme en la cama no tenia mas recompensa que un duermevela, extraño, confuso y agotador.
Al llegar a la puerta, el repiqueteo paro y una pequeña golondrina salió volando, juguetona, como si me invitara a salir de aquella casa, aquella casa en un pueblo abandonado en dios sabe donde, y en donde a dios no le importaba nada. Me dirigí a la puerta, para salir a fuera. Apenas había una luz tenue que se intentaba dibujar por el horizonte perezosa. El gallo, se preparaba para cantar por la llegada de la mañana, y las estrellas perdían su brillo, al igual que perdían su manto de medianoche.
la golondrina esperaba, entre el jardín y el camino de piedra que llevaba a la calle, y mientras esperaba me miraba a los ojos, me miraba directamente, y caminaba de un lado para otro. Empecé a andar, y la golondrina volvio a alzar el vuelo perdiendose entre los tejados del pueblo, dejandome de pie, en medio del jardin, con la puerta de la casa abierta, y solo, extramente solo.
¿como puede un pájaro dejarte solo? ¿como puedes sentirte solo ante el desamparo que produce un pajaro al que no habias visto nunca?
Volví a entrar en casa mientras el gallo cantaba su oda al día, mientras la gente, alguna ya despierta, empezaba su día.
Al entrar en la casa recorde la última vez que me había sentido así, asi de solo, como cuando alguien te abandona. Hacía mucho tiempo, quizá demasiado para que recodara la fecha exacta. Estaba en una casa, una casa que no era la mia y que nunca fue la mia, estaba de pie, moviendome de un lado para otro nervioso, mis puños se abria y se cerraban. Gritaba algo, algo que ni yo mismo había entendido, que ni yo mismo pensaba pero que mi genio decia, como un animal, sin pensar.
había una mujer, si, era ella, ella de joven, mucho antes de que terminara la carrera, de que la conociera a ella, de que me casara, de que naciera cristobal. Ella tambien gritaba, enfadada, no habían lagrimas en sus ojos, pero no tardarian en llegar.
No recuerdo quien empezó la discusion ni porque, yo siempre dije que fue culpa suya y ella alego que fue culpa mia. Ahora ella agachaba la cabeza y decía una frase, una frase que me heria, que me hirio hace mucho tiempo y que hoy recordada posiblemtne tambien me doleria. Yo aprete los puños, ella intento cogerme. Mis labios dijeron algo, quiza adios, quiza te odio, no recuerdo cual fue mi despedida. Me saque el anillo que entonces llevaba en el dedo y lo tire al suelo, sali por la puerta dando un portazo. Seguramnete ella lloro, lloro amargamente, y ya nadie tenia la culpa, o mas bien, no importaba quien había tenido la culpa si no quien no había sido capaz de parar a tiempo y ninguno fue.
Los recudos siguieron pasando, despues de eso nada mas supe, me aleje, ella quiso dar tiempo a la herida.
Las cosas se calmaron y ambos quedamos como amigos y ella conocio a alguien que parecia mejor.
Y de eso hace casi 40 años. Remuevo la cucharilla del cafe, lo he hecho casi por inercia, mientras mi mente deambulaba en recuerdos pasados, mientras me olvidaba de mi mundo de mi situacion. Asi fue, asi fue como la perdi la primera vez, ya no recuerdo las palabras, y realmente difumino y reinvento los hechos, pero nunca olvidare las sensaciones, lo que senti aquel dia. El dolor, la angustia, el odio y auque mi alma la odiase, la pasion y el amor que quedaron desgarrados, desgarrados pero vivos.
Llevé el café a la mesa, quemaba bastante, asique sople un par de veces. Era martes, el segundo día de la semana y aquella, iba a ser una semana larga...