lunes, 21 de septiembre de 2009

Tren




Era el orden natural, ahora estaba en un lugar mejor. Las palabras del parroco se repetían en mi cabeza martilleandola con el recuerdo de que ya no estaba allí. Me había levantado y le había dicho que se podía meter a su dios por el culo, que podía atragantarse con su condescendiente misercordia y blasfemé varias veces sobre la figura de cristo.
Hacía 2 meses de eso, ahora el tren se movia a gran velocidad, mientras que en la radio todavía salia la noticia. Los medios habían bombardeado sobre el accidente acosandome a cada momento hasta que golpee a uno de esos chupasangre. Me denunciaron pero me dio igual.
El paisaje era verde, o por lo menos todo lo verde que podía ser en nuestros tiempos, el cielo resplandecia, era una bun día de primavera, a ella le hubiera gustado estar aquí.
De pronto una sombra tapo mi figura, sin duda el reviso, pero cuando me di la vuelta vi a una muchacha risueña de unos 16 años, llevaba el pelo recogido en dos coletas y escondia su rostro tras una carpeta.
-perdone...-me dijo
-¿si?- agache la cabeza por miedo a que me reconocieran
-¿podría...firmarme?-me tendio un libro..no, no era un libro cualquera, era el primer libro que publiqué.
No debería haberlo hecho, debería haber dicho que era otro, que simplemente se había equivocado, que era un paleto que no sabía hacer la o con un canuto, pero se parecia demasiado.
Saque la pluma del estuche, el bote de tinta y tras repetir el proceso que tantas veces había evitado ahcer, moje la pluma, escurriendo las gotas y escribiendo, bueno, mas bien dejando que la literatura escribiese.
La chica se alegro de ver una nota tan personal, tan intima.
le ofrecí que se sentara, y me contó que iba a su pueblo. El nombre me llamó la atención, era desconocido, de dificil acceso, en medio de lo que ella describió como un vergel de naturaleza viva. Entonces no lo pensé bien, no pensaba, pero le dije que le acompañaría y que tomaría ese pueblo como mi nuevo destino...

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