lunes, 21 de septiembre de 2009

Tiempo







La soledad indundaba el lobrego despacho, siendo el tintineo de la pluma sobre el recimiento lo unico que rompia aquel estado de silencio permanente.
Eran las 9 de la noche de una vispera veraniega, me dedicaba a corregir unos trabajos de ultima hora que habia mandado ya que el tiempo apremiaba a mis deseos y a mi forma de enseñar y tenia que mandar trabajo a casa.
Unos pasos rompieron la monotonia del tintero, quitandole todo el protagonismo de la escena. Los passo iban lentos, inseguros, sin hacer mucho ruido pero el suficiente para que yo lo escuchara. Una sombra aparecio detras del cristal, seguramente dueña de esos pasos pues al pararse delante de la puerta estos cesaron.
-¿si?- pregunte adelantandome, antes de que unos pequeños nudillos golpearan la puerta. Esta se abrio dejando ver a la pequeña sara que observaba desde el resquicio- pasa, pasa no te quedes ahi mujer- la chica obedecio dejando el bolso colgado del pomo y busco una silla, retirando los papelorios que la abordaban.
-Acabo de llegar al pueblo Don carlos-dijo ella despues de darme 2 besos- ha sido un viaje algo cansado.
-Bien, bien- dije yo apartando mis quehaceres- veo que estas magnifica ¿que tal todo? alumbra a este viejo con algo de tu experiencia- dije con un tono que bien podria haberse tomadom como burla pero que ella entendio como amor paternal.
-pues vera..venia, ademas de para verle-se escuso- a pedirle un favor..-dijo agachando la cabeza y avergonzandose.
-no tengas miedo, pide por esa boquita.
-vera..-dijo alargando la mano hacia el bolso- esque queria que revisara este examen...-la chica saco un folio escrito, seguido de un par mas, corregidos en rojo.
Alargue la mano y revise el examen, si duda la caligrafia era extrafalaria, me recordaba a la suya, esteticamente bonita, pero casi ilegible. Despues de pararme unos minutos leyuendolo se lo devolvi.
-¿quieres una segunda opinion?
-no, quiero su opinion-dijo ella tragando saliba.
-uno de los mejores comentarios sobre mi obra que he ledio en bastante tiempo-dije sonriendo y se le ilumino la cara, si no hubiera sido por su natural verguenza hubiera saltado y brincado hasta la saciedad. Pasamos horas hablando de nada, de su carera, de sus amigas, del club de lectura...incluso me hablo de varios chicos de su universidad... Mi vena paternal me obligo a advertirle sobre esos seres unineuronales a lo que ella rio y me dijo que bien sabia lo que se hacia. Ella me pregunto sobre mi estancia y le describi con todo detalle mi monotnia diaria que no se alejaba mas de mis quehaceres, escritos y pensamientos. Me reprendio por no salir mas, obligandome a prometerle que mañana iria con ella al campo a recoger naranjas en el huerto de su tio. Mas tarde me pregunto sobre mujeres y le respondi que ya me esperaba una en algun lugar y no podia estar con otra. su cara se entristecio como la de aquel que mira al chucho viejo y apaleado que intenta todavia mantenerse en pie despues de todo.
Sara entonces balbuceo un poco y dijo:
-¿no echa de menos su antigua vida? su familia...-dijo ella con voz entrecortada.
-claro que si, a mi pequeño cristobal, a la timida layla, a la energica clara, que tanto se parece a su madre, laurana, ines y sobretodo las discusiones con la cabezota de isabella-dije entre delirio y sueño- y sobre todo a mi mujer, cuanto la añoro sara...-era la primera vez que hablaba a alguien a esto que fuera mi papel.
-¿y...ellos saben que esta aqui?-dijo investigando
-no, ni lo sabran- respondi- ellos ya son mayaroes para cuidarse y tienen los recurso que les dejo su madre, no me necesitan.
-yo creo que si- me refuto ella- y usted los necesita a ellos, necesitan saber que estan amparados como cualquiera entristecido por mla muerte de alquien necesitan apoyarse en usted.
-tus palabras duelen tanto lorena- dije yo cabilando mas para mi que para ella.
-¿perdone..?-parecio enmudecer.
-tranquila, simplemente cavilaba, no saben donde estoy, ella me odiara pero soy asi -dije retirandome las gafas, la figura difuminada de sara sin duda era la suya.
-pero...
-nada, sara-le ataje- no hay mas discusion sobre ese tema, vete a descansar- la apremie- mañana saldremos al campo.
Ella quiso decir algo, decirme que estaba equivocado, que no tenia razon, que era un viejo cabezota, pero no la deja, no podia dejarla. Ella nunca consiguio cambiar ese aspecto y era lo unico que seguia conmigo desde siempre... No he conocido la vida sin ti... Las palabras se agolpaban a la vez que las lagrimas se colocaban en sus respectivos sitios siguiendo la ruta que habian repetido tantas veces. ¿y porque tengo que conjocer yo mia asi?
empece a gritarle que era una egoista, una estupida, que no habia tenido ningun derecho de morise, ni derecho a dejarme vivir asi. Entre gritos y sollozos termine por dormirme encima de la mesa sikn darme cuenta, despues del jaleo. A la mañana seguiente me desperte con un aroma a cafe y una manta encima de mi, delante de mi mesa una taza de cafe sostenia una nota que decia:
"Buenos dias D.Carlos, despejese le espero a la salida del pueblo.
Sara."
Sonrei, cauntas veces me habia despertado con un zumo encima de la mesa y sus tipicas notas apremienandome por si las vitaminas se oxidaban...
Me bebi el cafe, derramando las ultimas gotas, mezcladas con el salino, despues sali des despacho...deberia ducharme

No hay comentarios:

Publicar un comentario