domingo, 7 de marzo de 2010

Unamuno


salí del comedor, mientras ellos seguían cacareando, como gallinas en su corral, comentando que tal su maiz, que tal su pequeña carcel en la que comian y ponian sus huevos, en ese cubil en cual se entretenían y veían pasar una y otra vez el tiempo, inagotable.
Pase el largo pasillo, sientiendolo familiar en su oscuridad, en su cobijosa sombra. Abrí la puerta de la habitación y me encontré a allí a alguien que esperaba. Era un hombre ya cano, entre cincuenta y muchos y sesenta y pocos, de gafas circulares con abundante barba. Iba vestido con un traje negro, simple, pero elegante.
-Ya estas aqui?-preguntó amable en el sillón, mirandome con los ojos, revisandome.
-Si, aqui estoy Don miguel-respondí educadamente-Me ha tenído usted en vilo, en suspense, con esa historia suya.
-Claro que te he tenido asi!-dijo el
-Si, asi ha sido, y como usted trajo a Augusto a este mundo, le traigo yo, imaginandolo, haciendolo recuerdo, que no es mas que ente de ficción.
-Pero soy y no soy-me respondio el
-Es y no es, pues no es mas que el usted que yo me imagino.-El sonrió, satisfecho.
-Tengo preguntas don miguel, preguntas que quiero responderme
-Pues dimelas, rapido, que no tengo todo el tiempo y te las contestaras.
-Acaso como dice,¿ somos personajes de una nívola, de una nívola que Dios crea, y con ella se entretiene soñando hasta que despierta y nosotros desaparecemos?¿Entonces todo aquello que sentimos no es mas que producto de lo que Dios quiere que hagamos? ¿estamos atados a un destino?-Mis preguntas se atropellaron unas a otras y la mirada de Don miguel paso de la tranquilidad a la impaciencia.
-No seas necio, chico, acaso no has leido la novela, o la nivola, o como quieras llamarla? acaso no sabes tu mismo tu respuesta?
-Claro que la se-conteste-¿Y que es amar, don Miguel, acaso nos jutamos con otra persona para divertir a Dios? ¿para que nos vea desde arriba y tenga menos ganas de dejar de soñarnos?-Don miguel golpeo levemente la mesa y me sobresalté
-No seas estupido, tu mismo te respondes a lo que preguntas, no son mas que preguntas vacias.
-Solo se puede esperar una pregunta vacia de un ente de ficción-respondí, Don miguel sonrio de nuevo y su tez se relajó.
-Y como ente de ficción desapareceras, de la nivola, de Dios en la que estas metido.
-Y usted desaparecera, al menos una parte de usted, la parte que yo he inventado-dije sonriendo-Y una parte se quedara aqui, la parte que me han inventado los demas, al menos hasta que ellos dejen de existir y esa parte muera tambien...Morimos demasiadas veces Don miguel-conteste cabizbajo
-Morir solo morimos una, las demas simplmente, dejamos de existir, porque si no estas vivo no pudes morir. Aunque si tu eres ente de ficcion como dices, tampoco moriras una, no moriras ninguna! porque para morir hay que estar vivo.-Dijo repitiendo aquel monumental dialogo.
-es usted un genio-dije, sin darme cuenta
-Lo se, lo se, y tu no puedes imaginarme.
-No, realmente no puedo.
-Bueno me voy-dijo mientras se levantaba de la silla.
-Pero...aun no ha respondido a mis preguntas don miguel!-dije estirando el brazo.
-Ya las has respondido tu! tu solo!.
-Pero a veces necesitamos oirlas de boca de otro.
-Buscate a otro-dijo mientras se daba la vuelta, cogiendo un pequeño maletin
-Porque¿
-Porque me da la real gana!
Y con esa frase desapareció la figura, desvaneciendose en mi cabeza, y se oyo la puerta abrir, entrando una figura menuda, femenina.
-Carlos-dijo mientras se acercaba a mi.
-Dime-le conteste con la voz cortada.
-Ha pasado algo¿
-Dime que todo ira bien-conteste rápido.
-Que te pasa?-preguntó angustiada-que te pasa?
-Dimelo, dime que no dejaras de pensar en mi cuando no exista, para que siga existiendo
-Si, si, claro, pero porque que pasa?-empezo a preocuparse mas de la cuenta, y me agarro del brazo mirandome a los ojos.
-Ay chiquilla, si tu supieras cuanto he sufrido antes de encontrate, pero ya esta, ya esta, solo necesito dormir contigo. Pero tengo miedo, tengo miedo de que esto sea un sueño y cuando despierte de verdad tu no estes, te hayas desvanecido con el sueño. Dime que te quedaras, dime que te quedaras conmigo chiquilla.
-Estare contigo siempre, en tu sueño y mientras estes despierto-dijo ella- y deja de llamarme chiquilla.
-Lo siento, es culpa de Don miguel.
-¿quien es Don miguel?
-Un viejo amigo...

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