lunes, 21 de septiembre de 2009

Aula





Las dos primeras semanas en el pueblo fueron...¿qué fueron? no llegaría a decir desilusion, pero no me agrado. Los pueblerinos eran unos beatos concienciados, como habia escuchado una vz...unos chupacirios. Las demostraciones de fe en semana santa, pense, deberían de ser horribles.
Pasado el tiempo de pascua me incorporé a una clase, dada mi cualificación, me toco el último curso. Aunque el nivel de enseñanza no era mas que un simple entretenimiento, no era esa mi principal intención.
Nunca he descrito a nadie, no he dado detalles, es para que no me encuentres cuando lo leas isabella, tienes el mismo afan que tu madre y seguro que ya lo has intentado varias veces. Pero hoy descruibire el primer día en ese colegio.

Entre en la clase, unos veintitantos pupetres en orden de a uno dispersados.
Los chicos miraban atentos, como si aquello que fueran a escuchar fuera su revelación, su pasaje para salir de un pueblecito que, en contra de la sociedad, se retenía en una época pasada. Caminé ligerametne hasta la mesa dejando mi austero maletín encima de la silla. Los jovenes me miraban, habían oido rumores de que era de la ciudad, profesor de la universidad... Cogí la tiza y golpee varias veces la mesa.

-Buenos dias, soy carlos r...bueno simplemente usad carlos- no, nadie tenía que saberlo- seré vuestro tutor y os impartiré clase a partir de ahora.
Los chicos no abrieron la boca, se notaba que eso era muy diferente de la ciudad. Fui a coger aire para hablar cuando un golpe sonó en la puerta.

-¿si?-la puerta se abrío en respuesta, dejando psar a la pequeña sara que miraba timidamente desde el umbral de la puerta.
-venia a despedirme Don carlos-dijo bajando la mirada.
-ah, muy bien lo..-me pare, ¿acaso había pensado aquello que había estado a punto de decir?-sientate si queires, terminaré pronto.
-ah...bueno vale-dijo ella algo aturdida.
Cuando sara se sentó recobre mi compostura no había habido ni un murmullo, se notaba que todos esos chicos deseaban salir de aquel pueblo y soñaban con algo mas que cuidar unas mulas hasta su muerte...cuantos en la ciudad se cambiarían con ellos...que ironico.
-Bien, solo tengo una cosa que deciros-cogí aire, dejando un silencio sordo posarse en el ambiente, un momento el cual esperé que se tensara como solía hacer con mis novelas, el punto exacto- No estoy aqui para enseñaros a sumar, restar, analizar frases- aquelo chocó, los chicos empezaron a ponerse nerviosos, sara miraba con expectación- estoy aqui para nseñaros a pensar, para enseñar a amar el saber, a disfrutar de un buen libro, de una buena novela, a amueblar vuestra cabecita. para que dentro de unos años, seais catedraticos o recogais simplemetne naranjas en el huerto, podais tener la cabeza bien alta porque ante todo seias personas sensatas y con una cultura.
Se hizo el silencio, sara estaba agarrada al borde de la meas con los ojos apunto para llorar, marrones, cristalinos...
-¿alguna pregunta?-dije dirigiendome a los alumnos.
Uno levanto la mano, mirandome con recelo.
-¿si, te llamas?-pregunté-
-Soy Francisco pérez. Profesor...si no vamos a dar matemáticas..¿que hacemos con el libro?-preguntó preocupado pues la enseñanza resultaba costosa.
-Tranquilo francisco-respondi entre risas- he dicho que no estoy aqui para hacerlo, pero lo hare, lo dare
Después de un rato de presentaciones di por finalizada la clase y acompañe a sara al aden, me dolía que se fuera, que empezara el curso, pero tambien me gustaba que aprovechara el tiempo y ademas..si estaba cerca no podia dejar de temblar... aun me dolía demasiado.

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