lunes, 19 de febrero de 2018

No todo el mundo recibe lo que se merece

Hace mucho que no escribo en el blog, quizá porque por el camino he perdido toda la esperanza, quizá porque ya no tenga nada ni nadie a quien contar las cosas. Eso no quiere decir que este solo, simplemente que me siento solo. Es un sentimiento complicado sentirse tan solo tan rodeado de personas, querer estar con gente a la vez que detestas cada acción o pensamiento de los seres humanos.
Antes tenia cierto despego hacia el ser humano, pero con el paso de los meses se ha ido convirtiendo en asco y en odio, detesto cada faceta de lo que puede identificar al ser humano y lo observo desde la distancia, como si no perteneciéramos a la misma especie.

Se podría decir que estoy perdido, que he perdido la poca cordura que me quedaba, lo que me anclaba a la sociedad. Sigo pudiendo relacionarme, es fácil para mi fingir y ser activamente social, pero cada día me aburre mas. Solo hay unas pocas personas que no detesto. 

La decepción es constante y me doy cuenta, con cada hecho o momento, de que he vivido engañado durante mucho tiempo. Creyendo cosas que no existían, creyendo a personas que no eran reales, deseando cosas que jamás iban a ocurrir. 

Quizá este escenario sea el mejor, quizá solo es una opción entre tantas, quizá solo lamento lo ocurrido o quizá es el recuerdo el que se me atraganta en el pecho. De todas formas el viento ya arrastra las imágenes poco a poco, pero hay cosas que ningún huracán se puede llevar porque están aferradas con raíces a mi alma, porque ya forman parte de ella y se quedarán ahí para siempre.

Seguimos con la colección de poemas, este no es ni bueno ni malo, es otra muestra de mi mediocridad literaria. 04/03/2009

Cabizbajo espera el ducho animal
quizá crépulo, ebrio, algo curda,
en la trémula rama en la que duda
como acabó en situación tan terminal

la culpa, pensó, claramente social
desprecio o despecho de quien se muda
de rostro, mascara y de envergadura
de un alma vilipendiada y con credencial

Aunque quizá, siguio, culpa de de amar
de abrirse y de dejar mellar la armadura
a un combate que nadie puede ganar

No, la culpa serña de esa amargura
del hombre que vive por tempor al mar
terror al sueño, niebla y espesura.

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