Llevo días, por no decir meses, dando vueltas a muchas cosas. El amor ha sido siempre un tema principal en mis poemas (hablo como si hubiera escrito muchos...). Creo que la primera mujer sobre la que escribí fue uno de mis grandes amores de la adolescencia. La conocí cuando estaba en primero de bachiller, y eso pinto de color dorado todos mis versos. Ella era muy mona, rubia, con unos ojos que me volvían completamente loco al igual que sus mejillas siempre sonrojadas. Pero no fue eso lo que me llamó la atención sino su forma de ser, la pasión que tenía por las cosas, el cine, la literatura, la música, las ciencias. Me enamoré completamente de su mente. Como decía cierto poeta, hay que follarse a las mentes.
Ese amor fue muy rápido y muy profundo, pero fue un amor de pedestal. Yo la veía como un ser cuasi perfecto, adoraba estar a su lado, la calidez de sus palabras, su afecto, como me trataba. Pero durante casi un año fui incapaz de decirle lo que sentía y al final, cuando tuve valor para decírselo resultó que solo era por mi lado. No voy a mentir, me sentó bastante mal pero la verdad es que pronto me dí cuenta que no me preocupaba tanto, que no me dolía tanto, que en el fondo no la amaba tanto y era más pura admiración.
Una vez comenté que en la temática de amor cambiaba de un amor a otro, eso es básicamente a lo que me refería, ese amor platónico que no tardé en olvidar frente a un amor mas terrenal, que se me clava fuertemente en el pecho.
Y ahora mismo me encuentro en el punto en el que desearía poder dejar de querer. Creo que ya no amo, ya no siento ese amor loco, esa pasión que me hacía escribir, que me hacía calmarme al verla cuando despertaba súbitamente en medio de la noche. Quiero, pero ojalá pudiera dejar de querer también, al menos así todo sería más fácil. Echo de menos mi vida, aunque no echo de menos todo el caos, la frustración, los secretos, las obsesiones...Y cada día que pasa pienso que esto no va a terminar con una bonita reconciliación, porque hace tiempo que nos fuimos por caminos muy distintos y hay cosas que una vez echas no tienen mucha solución. Ojalá me equivoque, pero la verdad es que no suelo equivocarme.
Lo que viene a continuación es algo que escribí en una hoja de una libreta en medio de clase, esta super arrugado, sucio, con tachones y escrito hasta en los margenes. Muy de mi estilo, pero si tuviera que enmarcarlo en alguna fecha lo pondría en el curso académico 2008-2009. Otro tema o recurso muy utilizado por aquel entonces era el mundo de los sueños, pero no como un viaje onírico durante la noche, ya que he sido durante mucho tiempo un animal nocturno y la verdad es que he viajado poco a los dominios de morfeo. Más bien, es a las ensoñaciones que tienes despierto, a esos viajes que haces abandonado tu cuerpo y recluyendote en tu mente, abstrayendote completamente del mundo que te rodea para ver solamente lo que hay en tu cabeza. Una anécdota curiosa, para que se vea lo gilipollas, pedante y pretencioso que podía ser cuando tenía esta edad, es que cuando imaginaba como sería mi cabeza si alguien pudiera entrar en ella, me imaginaba una vasta biblioteca, enmoquetada, con un techo tan alto que no se llegaba nunca a ver, sujetado por columnas barrocas que bajaban en forma de espiral hasta el suelo, talladas en madera de nogal. Una pequeña mesita al lado de una chimenea donde crepitaba el fuego, y un sillón de cuero viejo, un poco ajado. ¿veis? un pretencioso. Esa visión tiene una historia divertida, pero me duele demasiado recordarla. Ahí va el poema de hoy.
Sueños de tierra, demasiado etéreos
sueño en mi tierra, oscuros deseos
sueño que sueñas, lo mismo que quiero
sueño que vengas a entrar en mi lecho.
Sueño en silencio, mientras te beso
sueños de miedo, si no te veo
sueño que llego, a pasar la luna
sueño que tengo, en mis brazos tu cintura.
Sueño con verte, profunda amargura
sueños de mimbre, ninguna disputa
sueño mil males, un rival que abatir
sueño que paras, deseo seguir.
sueño mucho, pero solo sueño ¿no?
Una realidad miente ante el espejo.
PD: es curioso como todos los poemas que encuentro podría haberlos escrito ayer mismo. Hace poco conseguí escribir uno nuevo. No estoy contento, pero por algo se empieza.
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